A veces, por un corto momento al despertar, siento que estoy en Valparaíso, bien temprano una la mañana de verano. (Si las condiciones de vida fueran mejores allá por supuesto.) Y recuerdo el olor de la fábrica, a veces café y otras jalea, y quiero caminar con mi hermana por la avenida Brasil y pasar a buscar a las niñas al colegio en auto, cantando todas medio desaforadas en el pequeño blanco.
A veces, cuando me siento así, me da una pena que no sé si pueda aguantar por mucho.