11.11.18

Buscar.

Al caminar hacia ella para cerrar las cortinas, porque no quiero ver la noche, ni el día, miré por un segundo hacia afuera. Decenas de niñas y niños caminaba con sus linternas de papel, algunos padres también y por supuesto los ayudantes con sus chaquetas reflectantes.
Caminaban desde la esquina hasta la entrada del colegio, todos jugando en su paseo nocturno, o de tarde en realidad. Es difícil saber en ésta oscuridad constante, es difícil como sentirse alegre.
Estoy sola como las ratas, divertido que así es como me llamas: Rata.

Mientras veía la luy cálida de las linternas algo se rompió en mi, caía líquido de mis ojos, pero yo no estaba ahí, lo veía desde afuera pensando en la ansiedad. Estuve completamente inmóvil mientras me inundaba, hasta que volví a mi sin entender nada.

Todavía no entiendo nada, por más que investigo, me hundo y floto luego, nada hay en mi radar. No encuentro ninguna respuesta, sólo encuentro soledad y miedo. Encuentro a una niña abandonada y no sé qué hacer con ella, porque por más que trato de cuidarla y enseñarle a andar, no la puedo calmar. Sigue ahí, en medio de la oscuridad, ya ni llora, ya ni me mira.
¿Qué hago con la niña? ¿Qué hago conmigo?
Estoy aterrada, desesperada, frustrada y sola. Sola como la rata que soy.

Hoy un amigo agradeció a la vida por todo lo bueno que le ha traído, y yo le dije que se lo merecía por el esfuerzo, por quien es. Lo dije sin estar segura, lo dije para hacerlo feliz, pero me he estado, desde entonces preguntando, ¿yo acaso no lo merezco?
Supongo que poner esfuerzo en la vida es más fácil para unos que para otros. Si siempre hubiera tenido un sueño, habría sabido en qué esforzarme, y quizás sí tenía un sueño, pero el miedo, el juicio, las falta de confianza, la crítica, la imperfección. Todo eso me dejó sin el sueño y ahora ya no lo puedo alcanzar.

Es complicado como siempre al escribir termino preguntado lo mismo:
¿Por qué, mamá?