24.7.22

La olvidada

 Hay una pena profunda escondida en el océano, entre oscuridad, algas y peces no la notamos, pero está ahí, como una tumba, recordándonos esos miedos que impulsan dolores y crean realidades a su vez.

Soñé con ustedes, estábamos sentadas en una mesa redonda, tomando once, conversando en calma y felicidad, nos reíamos con una ligereza que sólo nosotras concocemos. De pronto, mi cuerpo se volvía translúcido, lentamente avanzando hacia la total transparencia, en mi desesperación les pedía ayuda, pero ustedes seguían riendo, como si nada estuviera pasando, me miraban y veían a través de mi, tal cual un cansancio pesado en los ojos -lloraba. Me habían olvidado, como si nunca hubiera existido y reían como siempre lo hicimos.

Ese terror de ser olvidada se ha hecho real desde que me fui, perdí tantas amistades que simplemente se alejaron, a pesar de mis intentos de mantenerlas, entregué mi cariño una y otra vez, en mensajes, fotos, voces, pero no recibí nada a cambio, un fade-out cualquiera, como si los años de amistad no significaran nada. Un ghosting como en tinder, pero que realmente duele, no sólo frustra. Y ahora hasta mi familia me está dejando, qué he hecho mal?
Cómo puede ser que la más pequeña tuviera un teléfono al que podría haberla llamado por meses antes de que, por casualidad, me contaran? Cómo no estuve dentro de las personas con quien pensaron en compartir este dato? Dicen que todos los almuerzos me recuerdan y les creo, pero cómo es que ese recuerdo no se convierte en un mensaje, una foto, una llamada, años van y sólo por casualidad o en fechas importantes hablamos, y a veces ni eso.

Soy invisible, el anonimato llegó, nunca existí y es que lo deseé tantas veces, el desaparecer. Lo que quería era desaparecer los problemas, las reglas, las jaulas, para poder encontrarme, pero teniendo 7 años, cómo iba a saber que esa frustración, ese odio, esa impotencia, era toda por algo externo y no porque todo estuviera erróneo en mi misma? 
Esa Dani que creía que si no existiera todos estarían mejor, todos serían más felices, esa que sabía que tenía que ganarse su lugar en éste planeta para ser vista y respetada por quien era... Esa Dani, hoy llora porque quienes más ama le están, sin querer, recordando esas emociones, esa soledad que siempre viví, ese deseo de no existir porque al final, no hay diferencia si estoy o no, solamente hay más espacio en un mundo que está demasiado lleno y en las mentes que, como reflejo, están igual. 

Si la Dani no existe, hay más espacio para otras cosas, cosas en las que ustedes quieran enfocarse, no hay más dolor en mi y hay más libertad para otros. Eso cree la Dani de 7 años que esperaba a sus padres en terror, junto al teléfono por horas, después de promesas frescas y ya rotas.
Esa Dani que quiere desaparecer está aquí y yo, la verdadera protectora de mi pequeña, estoy enredándome en estos dolores en un intento casi futil de darle la seguridad, el amor, el valor, la importancia y el respeto que se merece.
Porque esta Dani chiquitita es un ser maravilloso, con una mente increíble y un corazón infinito, si esta Dani hubiera recibido lo que merecía y lo que necesitaba, probablemente mi vida sería mucho más fácil, estaría tan alto como mis padres desearon, en vez de en esta pieza a medio armar, con ansiedad de salir, sobrepasada por todo lo que la sociedad representa y llorando.

Cómo le enseño a ésta Dani que merece mucho más, si quienes dicen amarla, no la ven, no le hablan, no la recuerdan? Cómo la hago sentirse apreciada y vista, cuando tantos se han rendido en mantener una relación, la han dejado? Cómo le recuerdo su valor, cuando sentimos que estamos haciendo algo terríblemente mal y no logramos entender qué es, ni por qué al final terminamos estando solas, una y otra vez?


Hoy no tengo respuestas, para ninguna de estas cosas, sólo sé que yo sí amo a mi Dani, que yo sí le hablo a diario, que estamos tejiendo juntas, escribiendo juntas, cantando juntas, decorando juntas, que sí le doy la libertad para explorar y ser quien realmente es, y que juntas estamos aprendiendo cada día a confiar en mi misma, a vivir en más libertad sin disculparse y a descubrir las cosas que hacen a nuestro corazón palpitar más fuerte. Estamos intentando avanzar hacia el miedo, caminar a través de él. Todo esto mientras volvemos a nuestras rutinas saludables, a la dieta balanceada, al movimiento, la respiración, la mente, las artes... 

Espero poder demostrarle a mi Dani chiquitita querida, que su valor es inmenso y que sí puede confiar, no sólo en mi, pero también en las otras personas. Espero pronto poder encontrar a esas personas con quienes esta Dani se sienta realmente a gusto, sin presiones, sin ansiedades, sin miedos, que encuentre esos corazones que sí la merecen y la valoren.